Ellos esperan el
mañana,
con protagonismo
cruel,
sus ilusiones
transformadas
en meros
recuerdos del ayer.
Sin protección
en los pies,
con la
indumentaria diezmada,
tienen herida la
piel,
y magullada el
alma.
Sentados en el
frio banco,
mantienen inmóvil
la mirada,
ofrecen el
corazón descalzo,
esperando el
mañana.
Son desheredados
de la tierra,
aquellos que
nada tienen,
aquellos que
todo arriesgan
y por sí mismos
se sostienen.
Sin embargo, en
ellos yace,
la inocencia de
un niño,
la bondad de un ángel,
el conocimiento
de un sabio.
Ellos esperan el
mañana,
con el corazón
descalzo.