LA SAGA DE LOS
GAMONAL VOL I
VICTORIA F.
LEFFINGWELL
Hay momentos, y no son pocos, en
que se nos recuerda que tiempos pasados fueron mejores. Y nosotros, con el peso
de las dificultades que nos acosan día a día, sentimos una nostalgia de un
tiempo que no fue o que, en nuestros recuerdos, se presentaban de manera
diferente a como pasaron.
Esto viene al caso a raíz de la
lectura de “La saga de los Gamonal” de Victoria F. Leffingwell. En su primer volumen
nos presenta los hechos sucedidos a un matrimonio de origen humilde y su
familia. Conoceremos a Luis y Carmen, unos personajes, cercanos y bien definidos,
con los que resulta fácil identificarse porque, en cierta manera, sus historias
y desventuras son similares a la de una gran parte de la población española del
momento.
Asistiremos a una época convulsa
de la historia de nuestro país: finales del siglo XIX. Pero a la escritora no
le interesa tanto mostrar
nos un estudio de los movimientos políticos que
jalonaron el, ya de por sí, crispado siglo XIX, sino la afectación que los
hechos históricos y sociales tienen en una familia humilde que, como la mayoría,
hacen lo posible para mejorar en su calidad de vida.
La narración transcurre a caballo
entre una España agitada y una Cuba soliviantada, que comienza a atisbar el fin
de la colonización española. La lectura es ágil y fluida, con una narrativa
exquisita, pero sin dejar de lado el rigor que le da, entre otras cosas, la
considerable documentación.
De la misma manera que, cuando
vivimos, no somos conscientes de lo efímera que puede resultar la vida, la
autora nos muestra que, en un determinado momento, podemos perderlo todo y
vernos obligados a comenzar desde cero. Desde la comodidad de nuestro sillón
tendemos a pensar que tiempos pasados fueron mejores sin ser realmente conscientes
de las dificultades y privaciones por las que se vieron obligados a pasar
aquellos que nos precedieron.
Tan solo queda agradecer a
Victoria F. Leffingwell esta visión costumbrista y cercana de una realidad
pasada y seguir con la saga, viendo crecer a aquellos niños en una ciudad tan activa e
inquieta como fue el Madrid de principios del siglo XX.