LOS LAZOS INVISIBLES –
ESCENARIOS (2)
LA TORRE DEL PRETORIO
Recorriendo los escenarios de mi
novela: “Cicatrices del desastre”. En este caso la torre del Pretorio, que fue
utilizada como campo de prisioneros tras la guerra. Se llegaron a encarcelar
1300 personas en un espacio cuya capacidad máxima era de 110. Una triste
sensación ocupa mi mente cuando pienso en aquellos defensores de la República
encarcelados, vejados, torturados…, cuando no asesinados. Adjunto un texto de
la novela en la que se explica la historia del edificio.
“Se hallaba prisionero en la
cárcel de Pilatos en Tarragona, un edificio de principios del imperio romano,
el Pretorio de Augusto. Había sido olvidado hasta que fue convertido en cuartel
y depósito de material bélico. Fue volado en gran parte en 1813, durante la
retirada de las tropas francesas. Posteriormente, tras su reconstrucción, había
pasado a ejercer la función de prisión.
Si la situación de los presos era
ya de por sí desesperada, después de haber perdido la guerra, la prisión contribuía
a que la desazón fuera mayor debido a las condiciones de la misma. Pilatos
constaba de varias salas. En el sótano se hallaba la que acogía a presos
preventivos o que estaban destinados a otras prisiones. Había otras
habitaciones para presos preventivos o con diversas condenas. En la sala
primera de la planta baja y en la tercera de la planta superior se hallaban los
condenados a muerte. Desde hacía tres meses, la sala primera había sido el
lugar donde Carles había intentado sobrevivir.
La estancia tenía un aspecto
desolador. Consistía en un gran habitáculo, casi sin ventilación. Sus paredes
tenían restos de yeso sobre los muros romanos. El color oscuro, fruto de la
mugre y la podredumbre, dominaba la pared y el suelo. El techo consistía en una
bóveda lúgubre. A un lado de la sala, un agujero ejercía las funciones de
letrina. Se había de tener en cuenta que el habitáculo estaba a rebosar de
presos y a los lados de la improvisada letrina también yacían prisioneros, con
lo cual, la incomodidad era patente para todos. De hecho, si en la noche un
hombre cambiaba de posición, obligaba a moverse a todo un grupo, de lo
apretados que se encontraban. Las chinches se hallaban en su salsa, pues la
suciedad era notoria en los presos”.
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