miércoles, 13 de septiembre de 2023

LA TORRE DEL PRETORIO

 

LOS LAZOS INVISIBLES – ESCENARIOS (2)

LA TORRE DEL PRETORIO

Recorriendo los escenarios de mi novela: “Cicatrices del desastre”. En este caso la torre del Pretorio, que fue utilizada como campo de prisioneros tras la guerra. Se llegaron a encarcelar 1300 personas en un espacio cuya capacidad máxima era de 110. Una triste sensación ocupa mi mente cuando pienso en aquellos defensores de la República encarcelados, vejados, torturados…, cuando no asesinados. Adjunto un texto de la novela en la que se explica la historia del edificio.

“Se hallaba prisionero en la cárcel de Pilatos en Tarragona, un edificio de principios del imperio romano, el Pretorio de Augusto. Había sido olvidado hasta que fue convertido en cuartel y depósito de material bélico. Fue volado en gran parte en 1813, durante la retirada de las tropas francesas. Posteriormente, tras su reconstrucción, había pasado a ejercer la función de prisión.

Si la situación de los presos era ya de por sí desesperada, después de haber perdido la guerra, la prisión contribuía a que la desazón fuera mayor debido a las condiciones de la misma. Pilatos constaba de varias salas. En el sótano se hallaba la que acogía a presos preventivos o que estaban destinados a otras prisiones. Había otras habitaciones para presos preventivos o con diversas condenas. En la sala primera de la planta baja y en la tercera de la planta superior se hallaban los condenados a muerte. Desde hacía tres meses, la sala primera había sido el lugar donde Carles había intentado sobrevivir.

La estancia tenía un aspecto desolador. Consistía en un gran habitáculo, casi sin ventilación. Sus paredes tenían restos de yeso sobre los muros romanos. El color oscuro, fruto de la mugre y la podredumbre, dominaba la pared y el suelo. El techo consistía en una bóveda lúgubre. A un lado de la sala, un agujero ejercía las funciones de letrina. Se había de tener en cuenta que el habitáculo estaba a rebosar de presos y a los lados de la improvisada letrina también yacían prisioneros, con lo cual, la incomodidad era patente para todos. De hecho, si en la noche un hombre cambiaba de posición, obligaba a moverse a todo un grupo, de lo apretados que se encontraban. Las chinches se hallaban en su salsa, pues la suciedad era notoria en los presos”.








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