LOS LAZOS INVISIBLES - ESCENARIOS (1)
LA BOCA DE LA MINA
La noche era la dueña del entorno. Ya pasaban de tres las horas después
de la medianoche. La oscuridad no era completa. El reflejo de una luna, en
cuarto creciente, se dejaba ver sobre el paisaje. El silencio no era absoluto
en el paseo de la Boca de la Mina de Reus. Las voces desacompasadas de dos
hombres rompían la quietud habitual de la zona.
De esa manera comienza un pasaje
de mi novela “Cicatrices del desastre”. Dos militares del ejército victorioso
de la guerra civil deambulan por la Boca de la Mina en dirección al Pere Mata,
donde estaba situado el campo de concentración de prisioneros republicanos en
Reus.
La historia del paseo comienza en
1607, cuando la condesa de Prades dio a la ciudad de Reus la posesión de aguas
provenientes de Maspujols. A partir de 1919, llegará también el agua del
Pantano de Riudecanyes. El paseo de la Boca de la Mina es un espacio rodeado de
árboles situado en la zona norte de la ciudad. El paseo se construyó en el
siglo XIX, siguiendo el camino que llevaba a los molinos de la ciudad, que aprovechaban
la fuerza del agua para producir
diferentes materias primas, sobre todo harina.
Era un paseo concurrido por los
ciudadanos de Reus, marcado de manera especial por días festivos como el día de
la mona, o la noche de Sant Joan para ver salir el sol. Era costumbre entre los
reusenses pasear hasta la Boca de la Mina, donde había una señora que regentaba
una parada de anises y proporcionaba vasos para el agua.
El paseo ha sido restaurado y recorrerlo
implica una amalgama de sensaciones contrapuestas donde los edificios modernos
del barrio Gaudí se contraponen a los antiguos molinos reconvertidos en ostentosas
viviendas. Sin embargo, los árboles que circundan el paseo permiten caminar
acompañado por los pensamientos del caminante y por el seco crujir de las hojas
que se van desprendiendo de la seguridad de las ramas. Las verjas de los
edificios, mayormente enmohecidas, son testimonio silencioso de un pasado que
nunca ha abandonado la ciudad.
A mí tan solo me queda caminar
todo el paseo intentando pensar en la gente que lo ha recorrido a lo largo de
los años, incluso en el oscuro 1939 en que el Pere Mata fue convertido en un
campo de prisioneros. La sorpresa nos espera al final del mismo, en la Boca de
la Mina, donde nos espera la señora Maria
dels anissos con vasos de agua preparados para los fatigados caminantes.
Tinc pendent anar a passejar- hi i conèixer el Parc de les Olors.
ResponderEliminarDoncs és un passeig molt agradable. No conec el Parc de les Olors
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