LIBELO DE SANGRE
SANDRA AZA
Pocas veces he sentido
tanto frío como aquella noche de Nochebuena haciendo guardia en Carabanchel
Alto, en Madrid. Con el libro de Sandra he vuelto a sentir aquel frío que
calaba hasta los huesos. Sandra te introduce de tal manera en las escenas que
narra en su obra que no tienes más remedio que verte transportado al Madrid del
siglo XVII, con todos sus lujos y miserias.
Libelo de sangre
fue el primer libro que leí este 2021, animado sobre todo por las valoraciones
críticas y los imputs emocionales que de dicha obra recibía. Una vez leída
la novela puedo entender el revuelo generado por la misma.
La novela te transporta a
una época oscura, un momento en que la Inquisición dominaba el panorama
religioso y en el que no bastaba con ser cristiano. Había que aparentarlo
también. Seremos partícipes de todo el proceso que conlleva un auto de fe desde
el interior, o sea, desde la vivencia de los protagonistas.
El título hace referencia
a los libelos de sangre, que no eran otra cosa que acusaciones en las que se
afirmaba que los judíos cometían crímenes utilizando la sangre humana para
realizar sus rituales. Tras una acusación de este tipo, observamos las
consecuencias que tendrá para una familia de la villa. Para el matrimonio, que cae
en las garras de la Inquisición, y para sus hijos. Estos últimos quedan
desprotegidos totalmente en un lugar y una época donde la supervivencia ya representa
un reto por sí misma.
La acción de la novela
recae básicamente sobre Alonso, el hijo de la pareja que se convierte en el
personaje principal. Asistimos a sus desvelos e inquietudes, a su lucha por la
supervivencia en un entorno hostil, a su amistad con Juan y Antonio y a su batalla
particular por intentar recobrar la libertad de sus padres.
Dejando en manos del
lector y sin ánimo de revelar el contenido de la obra, diré que Sandra nos hace
vivir en el Madrid del siglo de Oro. Nos muestra sus costumbres, tradiciones, y
vida diaria del pueblo madrileño. De la misma manera, la novela se convierte en
una guía de la ciudad de la época. Es recomendable hacer este viaje acompañado
de un mapa de Madrid de la época y de un tranquilizant para los nervios que
cogeremos en el desarrollo de la trama.
La documentación de la
novela es impresionante. Sandra no ha dejado nada al azar. Se nota su dominio
tanto en los aspectos que conciernen a la sociedad del momento como al de las
leyes que la regían. La gran tarea de documentación que ha realizado la autora
es posiblemente un punto a favor de los puristas de la novela histórica, pero
también puede ser considerado un pequeño inconveniente a la hora de seguir el
hilo narrativo para otros lectores menos fieles a este tipo de novela.
Sandra Aza te hace sufrir
por activa y por pasiva. Por activa, desde el momento en que vas siguiendo la
historia y padeces por el posible desenlace de la obra. Por pasiva porque,
desde que los personajes son conocidos por los lectores, se produce una especie
de apadrinamiento en el que cuesta quedar sin saber qué será de esos muchachos.
Hoy están en una especie de limbo a la espera de que Sandra retome la historia
y podamos visualizarla en una continuación de la obra.
Un rumor se extiende en
los burladeros de Madrid donde las lavanderas, los artesanos, el populacho y
algún que otro noble disfrazado de criado se preguntan:
—
¿Hasta cuando nos vas a hacer sufrir
Sandra?, ¿hasta cuándo?
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