lunes, 4 de septiembre de 2023

LA BOCA DE LA MINA

 

LOS LAZOS INVISIBLES - ESCENARIOS (1)

LA BOCA DE LA MINA

 

La noche era la dueña del entorno. Ya pasaban de tres las horas después de la medianoche. La oscuridad no era completa. El reflejo de una luna, en cuarto creciente, se dejaba ver sobre el paisaje. El silencio no era absoluto en el paseo de la Boca de la Mina de Reus. Las voces desacompasadas de dos hombres rompían la quietud habitual de la zona.

De esa manera comienza un pasaje de mi novela “Cicatrices del desastre”. Dos militares del ejército victorioso de la guerra civil deambulan por la Boca de la Mina en dirección al Pere Mata, donde estaba situado el campo de concentración de prisioneros republicanos en Reus.

La historia del paseo comienza en 1607, cuando la condesa de Prades dio a la ciudad de Reus la posesión de aguas provenientes de Maspujols. A partir de 1919, llegará también el agua del Pantano de Riudecanyes. El paseo de la Boca de la Mina es un espacio rodeado de árboles situado en la zona norte de la ciudad. El paseo se construyó en el siglo XIX, siguiendo el camino que llevaba a los molinos de la ciudad, que aprovechaban la fuerza del agua para producir diferentes materias primas, sobre todo harina.

Era un paseo concurrido por los ciudadanos de Reus, marcado de manera especial por días festivos como el día de la mona, o la noche de Sant Joan para ver salir el sol. Era costumbre entre los reusenses pasear hasta la Boca de la Mina, donde había una señora que regentaba una parada de anises y proporcionaba vasos para el agua.

El paseo ha sido restaurado y recorrerlo implica una amalgama de sensaciones contrapuestas donde los edificios modernos del barrio Gaudí se contraponen a los antiguos molinos reconvertidos en ostentosas viviendas. Sin embargo, los árboles que circundan el paseo permiten caminar acompañado por los pensamientos del caminante y por el seco crujir de las hojas que se van desprendiendo de la seguridad de las ramas. Las verjas de los edificios, mayormente enmohecidas, son testimonio silencioso de un pasado que nunca ha abandonado la ciudad.

A mí tan solo me queda caminar todo el paseo intentando pensar en la gente que lo ha recorrido a lo largo de los años, incluso en el oscuro 1939 en que el Pere Mata fue convertido en un campo de prisioneros. La sorpresa nos espera al final del mismo, en la Boca de la Mina, donde nos espera la señora Maria dels anissos con vasos de agua preparados para los fatigados caminantes.











2 comentarios:

  1. Tinc pendent anar a passejar- hi i conèixer el Parc de les Olors.

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    1. Doncs és un passeig molt agradable. No conec el Parc de les Olors

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