“Eran los mejores tiempos, eran
los peores tiempos, era el siglo de la locura, era el siglo de la razón…” Así
comienza una de las novelas clásicas por excelencia. Hablo de Historia de dos ciudades, de Charles
Dickens.
Charles Dickens es un autor al
que hay que leer. Se puede considerar un autor de referencia del siglo XIX. Sus
novelas ya gozaron de gran popularidad en el momento en que las escribió,
destacando habitualmente el clima social de la época, especialmente de la clase
obrera. Seguramente este interés fue debido a sus condiciones de vida. Trabajaba,
a los 12 años, en jornadas de 10 horas en una fábrica de betún, para pagar a su
familia de acogida y mantener a su propia familia que estaba en la cárcel.
Fue un lector voraz con una
formación autodidacta. Ello le permitió escribir obras maravillosas como la que
traigo a colación creando unos personajes que quedan en la mente del lector
cuando has cerrado la última página.
La ambientación es excelente.
Realza el contraste entre dos ciudades: una decadente como Londres y otra
revolucionaria y peligrosa como el París de la Revolución Francesa. No se
detiene a explicar datos históricos. Se centra en la trama, en los personajes y
en la ambientación de los escenarios donde ocurren los hechos.
Historias de amor, dramas
familiares, resucitar de entre los muros de una oscura prisión, expiación de
culpas… todo tiene cabida en esta fantástica novela. A pesar de todo, la
recomiendo digerir a pequeños sorbos, degustando el placer de una gran lectura.
Sus personajes oscilan desde el
héroe fracasado hasta el villano que no duda en vender al prójimo por 4
monedas. El drama se desarrolla sin que se pueda evitar, pues el protagonista,
un noble francés, deberá marchar a París para ayudar a aquellos a quienes
estuvieron bajo sus órdenes, aun a sabiendas del peligro que ello acarrea.
Mark Twain recomendaba leer esta
novela una vez cada dos años. Hay tantos libros y tantas posibilidades de
acceder a la buena literatura que yo recomendaría leerla al menos una vez. No
os arrepentiréis.
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