sábado, 2 de abril de 2011

El pañuelo


        Expectante y curiosa, observas el mundo con aparente indiferencia parapetada tras la protección de un ligero pañuelo. Sutil defensa si lo que intentas es parar los golpes que te depara el destino mas todo ello se convierte en hábil maniobra si la intención es tomar un respiro estableciendo una valla protectora que te permita escudarte  para poder observar, desde una distancia prudencial, el devenir de las circunstancias.
            Una curiosidad innata que te caracteriza es la causa de  que cualquier situación, por insignificante que parezca a ojos de un adulto, se convierta en una anécdota digna de ser inscrita en el libro que todos llevamos escrito en nuestra memoria.
            La generosidad es un rasgo sin el cual no sabrías vivir. Eres incapaz de ver a tu alrededor un compañero necesitado sin que te preguntes como puedes ayudarle. Recuerdo cuando en el jardín de infancia, ante la situación de realizar una actividad gastronómica para una fiesta popular ya llevabas dos delantales porque eras consciente del despiste del Joan y de que, de forma inevitable, se vería en la  necesidad de uno de ellos.
            Una luz ilumina tu alma y hace de tu manera de ser un regalo que te convierte en rara especie en los tiempos de interés y egoísmo en que vivimos. Das sin esperar a recibir, piensas en los demás cuando los demás no piensan, socorres donde ves carencias y defiendes a los precisados. Abogada de causas perdidas conviertes la lucha en el objetivo y el fin para recuperar la esperanza en aquellos que la perdieron.
            Una mariposa de luz recorre la habitación y se posa sobre tu pelo. Tú absorbes esta luz y haces de ella un faro que ilumina tu interior y parece extenderse y colmar la oscuridad de la habitación y, con ella, el espacio de los que te rodean. Cuando marchas, la sala queda otra vez en penumbra. Quienes estuvieron a tu lado verán apagarse un poco su existencia esperando tener la suerte de poder disfrutar en otro momento de la luminosidad de tu presencia.
            Como no podía ser de otra manera, la creatividad  en un grado exponencial es característica de un espíritu tan generoso e iluminado. Eres capaz de convertir un trozo de papel en platos de un restaurante selecto, de realizar exposiciones de puntos de libro, de convertir tus peluches en improvisados espectadores de una función desarrollada por tu ingenio   o de crear espectaculares tarjetas anunciando variados eventos.
            Amiga de tus amigos, son afortunados aquellos que pueden disfrutar de tu amistad ya que a ella te entregas sin reservas. Eres consciente de que el afecto es una de las cosas que no necesitan ahorro y, cuanto más gastamos, más afortunados seremos en su devolución.
            Dicen que la suerte te acompaña aunque si uno es generoso con el cariño lo que percibe a cambio no deja de ser el eco de la manifestación de los propios sentimientos.
            Todos a tu alrededor hablan de ti y te contemplan mientras tú, expectante y curiosa, observas el mundo con aparente indiferencia parapetada tras la protección de un ligero pañuelo

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